Si vas a juzgar un libro considera si ha dejado una marca en tu vida - Actividad 03


  Ricardo Piglia, fiel a su idea de relatar la experiencia ajena, nos narra la vez que pasó un día entero escuchando la vida de Emilio Renzi. El relato parece ser completamente contado por Renzi, a excepción de algunos momentos en los cuales, por un tema de comprensión lectora, es necesaria la intervención de Piglia; además para describir alguna sensación o expresión de Renzi al momento de relatar su vida. Emilio cuenta su historia en función de los libros que fue leyendo y  que lo remiten a tales hechos que él nombra. Cree fehacientemente que nos encontramos en aquellos libros donde se reflecta el lugar y el momento en el que fueron leídos; allí donde nos vemos leyendo, es donde se encuentra la reminiscencia. Las palabras tienen significado propio; un significado que habita en nuestra mente al momento de leerlas y nos transporta a recuerdos, a parar de leer y situarnos en un pensamiento. A veces, sin importar el contenido del libro, aquellas emociones vividas al momento de leerlo, se conectan con el momento de lectura y el recuerdo que queda impregnado en nuestra memoria es aquel libro y la situación per se. Así, desde la lectura, Renzi ve la entrada a la escritura. Ambas se complementan en un proceso de retroalimentación, porque leer trae el deseo de escribir, y “escribir cambia el modo de leer”.
  Stephen King relata extractos de su vida que describen su camino hacia la escritura y,  a su vez, su infancia. Explica que se trata de recuerdos “nublosos”  y que son fijos porque participaron de su  formación como escritor.  Al igual que Renzi en la narración de Piglia, King relata su infancia a través de retazos de recuerdos,  y  llega a la conclusión de que los libros que leyó también le abrieron las puertas al mundo de la escritura [“la imitación precedió a la creación”], coincidiendo con la creencia de Renzi de que la lectura trae aparejado el deseo de escribir. King y Renzi congenian en que todo aquel que anhela con ser leído es un escritor; solo se trata de una formación que se da en el desarrollo de la lectura constante.  Stephen le debe a los cuentos leídos y al empujón de su madre la valentía de empezar a escribir siendo todavía un niño. Esa satisfacción por la escritura surge de un momento de su infancia. Como cualquier recuerdo grato que uno tiene de su infancia y que conserva, este habrá sido uno confortable; me atrevo a decir, que por esa razón escribe desde entonces.

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