Escritura de Fabián Casas (Análisis) - Actividad 24
Escritura de Fabián Casas (análisis)
Con respecto a Fabián Casas, rescato su estilo de escritura. En ningún momento perdí el hilo de la historia y se lo atribuyo al uso de palabras coloquiales que no pierden su finura, que hacen al tipo de personaje. El estilo en el lenguaje empleado en Ocio es muy afín al personaje Andrés: desaliñado, joven.
Tanto en Ocio como en Ásterix hace bastante referencia a escritores, porque ambos protagonistas en sus paralelas historias que, a su vez forman parte del mismo mundo, se ven muy atraídos por la literatura, la poesía y por las noches de Buenos Aires y las drogas. La última frase con la que cierra el cuento Ocio es una mera definición de la descripción de sus personajes: todos son islas. Y a pesar de que el significado de la frase en el cuento, suponga el vínculo aislado que mantenía Andrés con su padre y hermano, también es coherente si hablamos del modo de describir a sus personajes; todos tienen vidas completamente diferentes, marcadamente subjetivas. Por eso es que es tan posible armar un cuento para cada personaje que aparece en su historia, y con esa intención, describe a Sergio Narvaiz en otro cuento donde ahora sería protagonista, y donde el describiría desde su perspectiva al resto de los personajes.
En cuanto a la narración, sería en primera persona del singular y relatada por los mismos personajes principales. Ambas historias son crudas, reales, siempre haciendo muchas referencias culturales, tanto nacionales como internacionales. La narración del relato se va complementando con diálogos entre los personajes.
La
estructura temporal en estos dos cuentos cambia. En Ocio, Andrés relata sus días
de manera lineal, volviendo a veces al pasado a través de algún recuerdo como
cuando habla de su madre, o de cuando era chico. En cambio, en el relato de Narvaiz dos
historias se van contando a la vez y son sincrónicas; una pertenece al pasado y
sirve de referencia para desarrollar a los personajes que aparecen en la
“historia principal”.
Leyendo primero Ocio, me llamó la atención la
semejanza que hacen entre Sergio y Andrés, como si fueran parecidos en algo.
Como lectora, supongo que fue un elemento que sirvió también para sentir que
estaba leyendo al mismo personaje en ambos cuentos; la historia me pareció
igual de oscura, cruda, real. Si tuviera que leerlos nuevamente, los leería en
el mismo orden.
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