Nunca dejes de escribir (cuento propio) - Actividad 19

Actividad: Elegir uno de los objetos significativos que buscaron: escribir un cuento en el que el objeto sea importante para el narrador o narradora.


Nunca dejes de escribir (cuento propio)

Lanzo el diario hacia la mesa y me saco los lentes. Después de un largo suspiro que evoca tristeza pienso en voz alta -este es mi fin-. Ya soy una mujer grande, tuve una extensa trayectoria en el mundo de la literatura, y demasiada experiencia como para saber que ya nadie entiende lo que escribo. Me siento indescifrable, siento que son incoherencias las cosas que pienso en vez de suponer que en realidad nadie quiere comprenderme.  A los críticos les gusta ser portadores de malas lenguas parafraseando mis escritos, a los medios les encanta tergiversar mis opiniones. Bah para qué seguiré escribiendo, para quién seguiré escribiendo. Ni siquiera las nuevas generaciones se encuentran atraídas por mi palabra. Me siento con fecha de caducidad, en una especie de censura implícita dejando de escribir porque nadie entiende al leerme, o porque nadie quiere leerme.

Voy en busca de una nueva libreta donde escribir mis pensamientos pasajeros y nuevas ideas. La que estaba usando ya la llené. En el placard donde guardo mis resmas y cuadernos por usar, encuentro una caja. Al abrirla me encuentro con un par de cosas de mi infancia, entre ellas, un cuaderno forrado con un papel de princesas. Era mi diario del lector, mi primer registro de escritos propios. Entusiasmada como una niña que obtiene su juguete deseado, me siento en el piso para empezar a ojearlo. Entre algunas actividades encuentro la supuesta entrevista que le hice a Don Quijote:

-           -Buenos días, Don Quijote. Le haré unas pequeñas preguntas sobre Los caminos del Quijote, o sea de usted.

-          -Comience cuando quiera, pero rápido porque tengo que irme a luchar contra unos gigantes.

-         - De acuerdo ¿qué lo inspiró a querer luchar contra monstruos todo el tiempo como un caballero?

-         - Fueron las historias de caballeros que yo leía.

-          - ¿Tiene algún compañero que lo ayude en sus aventuras?

  -Sí, tengo a mi caballo. Él me ayuda a transportarme de un lugar a otro cuando tengo que luchar. Estando con un buen amigo como mi caballo nunca me siento solo en mis aventuras.

 -Después de tanto luchar y luchar, si muere ¿le gustaría ser recordado?¿cómo?

 -Me encantaría que me recuerden. Después de todas mis luchas y aventuras me lo merezco. Quiero que me recuerden con cariño y que mi nombre tenga fama de caballero, como aquellos de las historias.

 -Muchas gracias, Don Quijote. Espero que luche por mucho tiempo más contra monstruos, y que consiga mucha fama y sea recordado luego de morir como el gran caballero que fue.

-Me encantaría que me recuerden como la gran escritora que fui- digo para mi misma, llorando. 

El día que mi maestra corrigió esa actividad me preguntó si a mi me gustaba escribir a lo que, recuerdo, respondí que sí, que lo encontraba divertido e interesante. Su respuesta fue un silencio acompañado de la frase: nunca dejes de escribir entonces. Así que miré a mi yo de doce años escribiendo como Don Quijote y entendí que quiero escribir, que debo escribir. Es mi lucha contra monstruos, mi camino de aventuras, y quien me lea me recordará, o al menos yo lo haré.


Comentarios

  1. Hola Cami! Cómo andas?
    Leí tu cuento y decidí comentártelo porque me sacó una sonrisa, me re gustó.

    Ya de por sí la entrevista a Don Quijote que hace la narradora en su infancia me generó mucha ternura.
    También me gustó mucho la relación que estableces entre los dos personajes que buscan reconocimiento: el Don Quijote luchador fantasioso tratado como loco, y la escritora guerrera que lucha contra sus “monstruos” a través de sus escritos incomprensibles e indescifrables ante otros. A su vez existe la analogía entre el caballo y la escritura que considero muy interesante, ambos como compañeros y transportadores a otros mundos:
    “ - ¿Tiene algún compañero que lo ayude en sus aventuras?
      -Sí, tengo a mi caballo. Él me ayuda a transportarme de un lugar a otro cuando tengo que luchar. Estando con un buen amigo como mi caballo nunca me siento solo en mis aventuras.”
    Al final la escritora reflexiona al respecto: unx escribe para sí, el primer reconocimiento es el de unx mismx, dejando una suerte de moraleja y dándole un cierre motivador.

    Nos vemos,
    un beso!

    Male

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    Respuestas
    1. Hola Male! Me alegró muchísimo tu comentario y que me compartas lo que te generó. Ya que me comentaste, te cuento que esa entrevista existe y la escribí a mis doce años de edad para una materia. Me encanta que, como lectora, hayas interpretado una relación entre el caballo y la escritura. Uno cuando escribe no siempre piensa o está en cada detalle, no todo está hecho con intencionalidad, y ese giro interpretativo que le diste es muy interesante; demuestra que aunque haya escrito el cuento, el escritor también es ajeno a la historia en cierto punto.

      Gracias!

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